¡No me vengan a vender!

Al público no le gustan los mensajes directos de venta. Hoy las marcas deben narrar historias. Si en esas historias el mensaje está hábilmente entretejido, el público lo absorbe sin siquiera parpadear y en muchos casos lo toma como propio. Las marcas líderes se adueñan de los contenidos de sus propios clientes y esa sinergia crea entre ambos una relación muy sólida que luego se ve en las ventas.